27 ago 2010

VIDA, ANÁLISIS Y PERSPECTIVA



Si no transformo mi realidad interior, cambiar el mundo es un sueño y seguirá siendo un sueño mientras en la vida, no me decida a cultivar el jardín de mi ser, sin espera de que los demás cultiven el suyo.

No puedo seguir esperando que otros me tracen el camino, cuando yo debo trazar el mío propio, ¡pero que digo! =)... ni siquiera el camino que yo trace es mi destino;  <<Mis planes no son vuestros planes>> nos dice el Autor de la Vida, y con frecuencia olvidamos de quien venimos y a quien hemos de volver; vivir la vida al margen de aquel que nos la entregó, es perder la gracia de tenerla y con ello el verdadero sentido de nuestra existencia, quien más que Él que nos ha creado… nos conoce, y en Él si cabe el termino perfectamente. Él que todo lo llena y todo lo contiene nos ama más de la cuenta y no hay amor en la tierra que pueda igualarlo, peor aún superarle.

La vida no es más que el momento presente, hoy estamos y de pronto nos vamos… resulta ser un viaje de ida y vuelta en el que salimos con la primicia de que ¡hemos de volver cuando Dios lo quiera!, tenemos el boleto de retorno… y hasta ¡cancelado!, pero sucede que en el camino lo perdemos y no hacemos un esfuerzo en recuperar. En la infancia aún manteníamos latente la pureza y la esencia que nos deja el haber estado tan cerca de la Fuente de la Vida, seguiríamos estando cerca y con la misma intensidad si en lugar de mirar siempre afuera; dedicásemos tiempo a explorar lo que llevamos dentro, lo que Dios ha puesto en particular en cada uno de nosotros, lo que nos hace diferentes y a la vez únicos.

Seríamos aun más felices, cuanto mas nos conozcamos y descubramos nuestra propia y verdadera belleza; en lugar de mirar superfluamente la falsedad que nos rodea y la apariencia que a los ojos puede resultar agradable pero engañosa. A todos nos ha pasado y nos pasa, por eso nos sentimos engañados con frecuencia… porque siendo nuestro tesoro tan rico anhelamos el de aquel que logró proyectar el suyo, por el simple hecho de buscar dentro de sí y no afuera. ¡Que tendencia la nuestra de dispararnos siempre al exterior en busca de lo que llevamos en nuestro interior!, creemos que nuestro tesoro está afuera y ponemos el amor primero allí cuando debe cimentarse en Dios y desarrollarse dentro. Alguien dijo un día: “Tu amor está, donde está tu tesoro”; pero para amar verdaderamente, debemos antes; amarnos verdaderamente, para valorar al otro debemos valorarnos primero, porque sino no es así… nos habríamos engañado a nosotros mismos y engañado también a quienes mostraron su interés en conocernos y ser parte de nuestras vidas.

A medida que los años pasan y “se va perdiendo la inocencia” que no es ignorancia, ingenuidad, ni falta de experiencia como suelen confundirla muchos; nos damos cuenta poco a poco que la vida en su continuidad la hemos vivido en periodos discretos. Lo digo así porque vivir no es lo mismo que existir, como orar no es lo mismo que rezar y escuchar no es lo mismo que oír. Hemos dejado que el tiempo se nos escape de las manos sin vivir cada segundo como el único instante que tenemos, habrán pasado a lo largo de nuestra existencia cantidad de eventos… de los cuales, ¡muchos quizá!; no fueron vividos. Aprovechar el tiempo es darse con amor a lo que se hace, por más insignificante que pueda parecer la tarea, pues bien, vivir es aprovechar el tiempo ya que morir es perderlo.

La curva de nuestra vida varía en el tiempo y depende de nosotros. Tenemos un tiempo limitado en la tierra, pero lo desconocemos. No podríamos planificar a largo plazo nuestra vida cuando bien sabemos que ella constituye la sumatoria de los instantes vividos a partir del momento en que fuimos concebidos. El dato que tenemos es el día en que nacimos, pero ¿sabemos a caso el día en que morimos?... pues bajo este criterio; hablar con certeza de lo que haremos mañana es para todos un engaño, una vana proyección que nos hacemos ante todo para evitarnos vivir la vida al momento. No con esto se acaba la visión de hacia dónde queremos llegar, de la flecha que orienta nuestros pasos hacia aquello que anhelamos conquistar… los sueños no mueren si los perseguimos continuamente; pero si abandonamos la lucha so pretexto de hacernos proyecciones vanas, de considerar inútil el esfuerzo si tenemos un mañana incierto, habremos perdido la fe, la esperanza y el amor que nos mantiene vivos… y con ello los sueños nuestros también habrán desaparecido.

Frecuentemente la tensión nos abruma porque generalmente vivimos ofuscados por un futuro próximo, tenemos una lista de cosas por hacer… y la vida se nos va de a poco sin que hayamos conservado la calma y el placer de vivir el instante que cuenta!. Si tan solo reparásemos de lo mucho que perdemos por estar tan enmarcados en la monotonía de una vida llena de preocupaciones, si tan solo nuestras mentes entendieran que no hay más que ahora y lo que pasó ya es historia, estoy segura que el trabajo no sería visto como una carga obligatoria, ni la vida perdería su esencia convirtiéndose en una mera rutina, el tiempo dejaría de ser la vara con que se mide la vida y se convertiría en el regalo, de aquel que nos quiere vivos, en el tesoro invaluable que todos anhelan tener para nunca perder porque cada instante de hoy cuenta.

Noviembre 14 de 2009
By. manaveliza

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