23 oct 2010

UN ADIOS A LA COBARDÍA…¡SE ACABÓ EL TEMOR!




No entiendo aquellas sensaciones mías que ocurren cuando dejo que los nervios me dominen… no son ellos más fuertes, pero sin embargo me he vuelto débil, he dejado que me conviertan en su presa y hagan conmigo lo que quieran…


Pero ya fue suficiente, hoy al pensar en lo que me esperaba al medio día… las manos me temblaban y todo se me enmarañaba por dentro, tenía una exposición, ¿qué?, una simple exposición… y el cuerpo se me estremecía, el corazón aumentaba y reducía sus latidos; haciéndome sentir atrapada por ese enemigo que tanto daño me ha causado y tantas trabas ha puesto en mi camino.


Muy interiormente me dije: ¿cómo puede ser posible?, el que ellos sin tomar en cuenta mi voluntad, se sobrepongan a ella con tanta fuerza. ¡Esto no puede seguir así!, entonces recordé la cita bíblica en la que después de la muerte del Maestro, los apóstoles se encontraban temerosos encerrados en una habitación... aferrándose a su cobardía, incapaces de actuar sobreponiéndose a aquel temor que en ese momento sentían, y me vi exactamente en la misma situación... aunque lo mío de sentir temor ante un auditorio que estaría viéndome de pies a cabeza completamente, tratando de intimidarme si en mí detectaban cierta inseguridad… era mil veces menor a lo que a ellos asustaba y ocasionaba el temor: la muerte.


A ellos llegó el Espíritu Santo y quitó sus temores, ya no tuvieron miedo  y salieron a predicar el mensaje del Evangelio, con una seguridad y confianza que nadie en ellos había visto hasta entonces. Ya no se movían con sus propias fuerzas, se movían y actuaban con la fuerza del Espíritu Santo… y eso precisamente era lo que pasaría conmigo, le dije al Señor con plena confianza que yo había recibido su Santo Espíritu desde mi bautizo y con plena conciencia de lo que ello significa, me había confirmado ratificando mi fe nuevamente, el día en que hice la confirmación.


No era posible que teniendo en mí el Espíritu Divino, pudieran caber tales sensaciones o haber algún espacio en el que puedan albergarse los temores… reaccioné y luego de un momento sentí una paz inmensa que inundaba completamente mi ser, sentí que el temor se había esfumado espantado de lo que ocurría dentro, y que ya no debía preocuparme por ello, que todo sería diferente y sería una hermosa realidad gracias a Dios, Padre Misericordioso.


Me sentí dichosa por poseer mi fe, y tener en quien creer sin que fuera una fantasía. Dios es realidad, es la Verdad Suprema y sé que a Él confío mi vida entera, porque siento su amor infinito hacia mí. A veces me pregunto ¿porque es que no se puede amar así?, tan verdaderamente, tan maravillosamente como nos ama Cristo, y es que en nuestro afán de hacer todo olvidando el amor, no nos damos cuenta de que sin Él no habremos hecho absolutamente nada.


Si a la vida le hace falta el ingrediente del amor… perdería su esencia y no tendría sentido vivirla, se que he cometido muchos errores, pero el más grande de todos ha sido el hacer las cosas a mi modo y porque deben hacerse, olvidando agregar a ellas el ingrediente del amor. Así encontraría mi dicha y el trabajo sería más fructífero y llevadero, tengo todo lo que Dios me ha dado y lo que Él me ha dado es un verdadero tesoro. Lo  tengo prestado pero para ser digna de su confianza debo multiplicar el tesoro con dosis y más dosis de amor.


Por amor... Dios hizo el mundo y todo cuanto cabe en el, por amor... Cristo su único Hijo murió en una cruz para darnos la Salvación. Por amor... resucitó al tercer día para quedarse entre nosotros y por amor... tenemos su Santo Espíritu que nos fortalece, nos alienta y nos da la vida.


La clave es el AMOR… todo debo hacerlo ¡siempre con AMOR!.



Abril de 2010

manaveliza



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