19 abr 2019

LAS 7 PALABRAS DE JESÚS - VIERNES SANTO



1ra. Palabra (PERDÓN):
"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc. 23,34)

Padre, atribuye un género masculino a Dios, su Padre. Solemos decir que Dios, tiene un amor maternal hacia nosotros sus hijos; porque explicándolo bajo conceptualismos de nuestra sociedad de hoy, el amor y el rol de una de madre, pareciera ser mucho más grande y significativo que el de un padre; aunque no es la verdad, es como más suave de notar para nuestra conciencia y realidad tangible; el amor de nuestras madres, asiduamente aparece más sensible a nuestros sentidos, emociones y realidades.

Expresado lo anterior, y haciendo énfasis en las palabras de Jesús; refiriéndose a Dios, como su Padre, el amor que recibimos de Dios, es un Amor Paternal; así con letras mayúsculas. Vale la pena aprovechar este concepto para exaltar la importancia del género masculino en el mundo. Dios nunca se equivoca en lo que hace y las características propias de un SER HOMBRE, reúne las condiciones necesarias para el desarrollo de una sociedad en relevancia paralela entre ambos seres: HOMBRES Y MUJERES.

Padre, aquel hombre que es padre, es un gran hombre; a su condición se añadió un valor enorme, muchos de los hombres de hoy; saben lo que se siente ser padres, la responsabilidad y dependencia de una mayor madurez en su ser, la exigencia propia y voluntaria en el desarrollo de sí mismo, para darse. Tengo la bendición de poder visualizar en mi padre, hermanos y en muchos de los hombres que Dios ha puesto en mi camino, en sana vivencia y compartir; algunas e innatas características de ellos, que el mundo extrañará a futuro si el género masculino se resiste a lo que le es propio y no vuelve la vista al principio de sus raíces de fe que le han aportado una valía y voluntad suprema.

Un padre que ama, tiene un corazón enorme y fuerte, aquellos hijos; siempre se sienten protegidos, aquellos hijos; siempre caminan seguros, si siguen sus consejos y atienden a sus enseñanzas, aquellos hijos nunca olvidarán cuando su padre les decía, incluso en medio tal vez de sus errores, que todo lo que hacía y hace, lo hace porque quiere que ellos/as sean mucho mejores, de lo que él es. Posiblemente: la irresponsabilidad, la inmadurez y la falta de compromiso de muchos hombres en su desarrollo personal, y su ausencia; cuando son padres, no nos vislumbre con claridad, ese amor tan grande que si lo tienen ellos. Hombres íntegros los hay, hombres que se cultivan a diario los hay, hombres que ante todo aprenden de sus errores y no se detienen en el proceso de aprender, los hay; hombres felices, los hay.

La cualidad más alta de un hombre es su libertad de elegir y cuando tiene claro que Dios es el destino, lo tiene todo. No hay a donde perderse, no hay porque distraerse, no hay incertidumbre que no apacigüe o calme, el hablar con su Padre. Es muy probable, que lo que hoy vemos en nuestra sociedad, diste de esa realidad, pues la conducta o acciones de muchos de nuestros padres terrenos; ya no hacen realce a la figura varonil, de un hombre que se forja así mismo en un carácter firme, en una visión inspirada en la voluntad de Dios; como encaminaron sus vidas, los primeros hombres de fe o simplemente, en un amor insostenible;  que los llene de valor y pasión para no abandonar, para no huir, para no acobardarse, sino que enfrentarse incluso a su miedo más grande que es amar. Muy en el fondo de los hombres, hay un espíritu de lucha incansable, hay un guerrero pacifico que tiene nobles sueños e ideales, hay un amor y una pasión por las cosas buenas y un afán de perseguirlas hasta las últimas consecuencias. Se inspiran y les basta muy poco para ser felices, pero quieren tanto y más de la cuenta, cuando aman, para los que aman. Imagina a un padre así, cuanto más es Dios, Padre Nuestro.

Regresando a la palabra de Jesús: “PADRE, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Esa súplica del que tiene la verdad en los labios; porque es Verdad, pidiendo perdón desde su dolor y agonía por la humanidad entera, que lo sacaban del mundo, mundo al que su reino; no pertenecía. Mundo de hombres; que no sabían lo que hacían, porque no escucharon, no vieron, no sintieron cuando su corazón se estremecía con el solo fluir de sus palabras, con su sola presencia, con su sola vida, no sabían que aun creyendo matarlo, su espíritu santo ocupa todos los rincones desde dentro hacia fuera, está vivo; porque no son ellos; quienes le han quitado la vida, Él la entregó. ¿Qué saben ellos? hombres de poca fe, que se escandalizan cuando ven a un Hombre; Hijo de Dios, ser libre; ¿Qué saben ellos? hombres que no creen en la vida eterna, y atesoran lo inútil, ¿Qué saben ellos? si cuando ven a los sordos oír, a los mudos hablar, a los cojos andar, a los enfermos sanar; creen que el Hijo del hombre, se aliaría al enemigo para tales maravillas, no es imposible lo que Jesús nos hizo visible. El reino de Dios está cerca, más cerca si lo acercas.

Dios nos perdona, porque tanto nos ama, porque ha puesto por encima de todo lo creado, nuestra Salvación. Aunque sabía, que enviar a su unigénito; iba a ser un sacrificio de amor, el más santo y grande en la historia de la humanidad, lo hizo. Dios se complace en Jesús y en Él nos muestra al hombre que ha creado, sigan al camino, la verdad y la vida… y no andarán perdidos. “La voluntad de mi Padre, es mi voluntad. Yo soy uno con el Padre y el Padre es uno conmigo” (extracto, de Jn. 10, 1-41)  

2da. Palabra (AHORA MISMO).
"Hoy estarás conmigo en el Paraíso" (Lc. 23, 43)

HOY, no mañana… hoy acepta a Jesús y hoy mismo estarás con Él en el paraíso. No es un futuro el reino de Dios, como se piensa en muchas ocasiones, creyendo que es ajeno a nuestras vidas y cuando estemos cerca de la muerte debemos empezar a convertirnos o simplemente nunca hacerlo.  Cuando Jesús decía: “El Reino de Dios está cerca” es porque caminaba con ellos, porque estaba con ellos. Ahora, a nosotros; nos fue revelado el misterio de su vida. Nada inspira tanto como la vida de Jesús, su Ser es Excelso; por la voluntad de Dios encarnada en Él mismo. Cuando un hombre y mujer deciden seguir a Cristo, insistir y resistir por la misma causa, Cristo… no hay marcha atrás, el Reino de Dios sigue tan cerca y el paraíso es aquí y ahora como sentir que es la vida eterna mismo aquella que empieza cuando descubrimos que solo hay un camino, una verdad y hay vida en saber AMAR. El destino es AMAR desde el principio, en el durante y hasta el fin. La vida eterna sigue tras la muerte corpórea, porque Jesús Resucitó y mucho nos instaba a desear la vida eterna, vida abundante que es Él mismo dado en alimento espiritual que sacia nuestra hambre y sed. Él quiere el paraíso para todos y sólo necesitamos con un corazón contrito decirle y suplicarle que se acuerde de nosotros, pobres somos sin el tesoro de su gracia, miserables, si incapaces somos de sentir su infinito amor.  Hoy mismo te necesito, te acepto y a ti me entrego Jesús.

3ra. Palabra (TENEMOS MADRE).
"He aquí a tu hijo: he aquí a tu Madre" (Jn. 19, 26)

Hay una frase bella que dice: “Tan lindas son las madres que hasta Dios quiso tener una”. Y aquí está expresada la dulzura enorme del corazón de Dios. Todopoderoso y hacerse hombre en el seno de una mujer: María, el amor de Jesús para su Madre, hasta el último momento le hace pensar en ella, sabe que es una mujer frágil y a la vez fuerte, que, de pie en la cruz, acompaña su dolor y su agonía, lo vive también, sabe que le duele ver a su hijo morir, sabe que una espada le está atravesando el alma, pero sabe que su Madre es Santa por amarlo y porque como Él mismo, ha hecho vida la voluntad de Dios para extender la Salvación a toda la humanidad.

La entrega por madre a su discípulo más amado y en él la entrega a toda la humanidad, Madre María, enséñanos la humildad, la virtud y la obediencia… la pureza de tu corazón, que no se manchó con culpas hacia otros, sino que perdonó, como hijos te acogemos y recibimos con amor pidiendo también perdones cuando no reconocemos tu favor, tu intercesión y tu querer que Dios brille por siempre y para siempre.

4ta. Palabra (FE).
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt. 27, 46)

Quiero saber, ¿dónde estás ahora?, quiero saber, si aún estas conmigo. Quiero saber Dios mío, que me acompañas en todo momento, aun en el que siento que ya no te siento. Si Jesús lo exclamó preguntando, es porque no es una aseveración de abandono, es un sentirlo en la pregunta estar ahí. Es un saber que pasará todo; menos Dios, que siempre está.   

¿Por qué no puedo verte? a ellos los veo, Tú, ¿dónde estás?, hay razón a mi pregunta; nada es porque sí. La humanidad entera contemplará este hecho, y sus ojos sin ver; verán que estoy solo y abandonado. Tú, Dios mío… ¿dónde estás?, ellos quieren verte; del cielo bajar, salvarme de este suplicio y acompañarte de un ejército de ángeles para ello, pues soy El Hijo de Dios, lo anuncié y eso querían ver. Que me salve a mí mismo. Ellos esperan verte arrasar con furia hacia ellos, por haberme crucificado; pues, en sus corazones necios el Reino de Justicia y Amor es un cuento ideal. Mientras te pregunto, Tú te presentas; sacudiendo la tierra para que ellos también puedan sentirte… están tan ensimismados en sus pensamientos, que no abren sus corazones al Amor. Un poco de obscuridad los asusta y sienten miedo, no saben lo que hacen. Míralos, no conocen tu poder, tu majestad, ellos no te conocen, imaginan lo que no eres; por eso no han creído en mí, las maravillas que yo les mostré de Ti, parecen tan increíbles que quisieron verme muerto para ver lo que sigue después. (Después de morir, Resucité)

5ta. Palabra (SED).
"Tengo sed" (Jn. 19, 28)

Tengo sed, de ver que el propósito por el cual vine al mundo se haya cumplido como lo has querido Padre, tu voluntad es mía, la viví en mi carne. Tengo sed y el mundo me ofrece vinagre, apenas me untan los labios; y no puedo beber más, que este cáliz; en amar se me va la vida y tengo sed de que los hombres vivan.

Tengo sed, ¿y qué me ofrece vuestro corazón?, Tengo sed, de lo mejor de ustedes, lo que sale de su corazón es lo que, para mí; cuenta.


6ta. Palabra (OBEDIENCIA).
"Todo está consumado" (Jn. 19,30)

Se ha cumplido. Todo ya está cumplido… no debemos esperar a otro mesías, Jesús nos ha regalado el don de su vida, el don de sí mismo, la más grande manifestación de Amor, nos ha abierto la puerta a la salvación, mostrándonos que no es fácil el camino, pero es lo único seguro. Perder la vida para ganarla, negarse a uno mismo y seguirle, comprometerse con la causa de principio a fin amando, la causa de ponerse al servicio de Dios en donde sea que estemos, desde nuestra entrega libre y voluntaria, desde un SI generoso para permanecer en sus sendas, sendas de vida eterna.

7ma. Palabra (VOLUNTAD).
"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc. 23, 46)

Sus últimas palabras, nuevamente dirigidas al Padre; en el contexto, durante su agonía, Jesús hace presente a la santísima trinidad, en 3 momentos; en 3 de sus manifestaciones, que evidencia el equilibrio en una dependencia vital, que es la dependencia del Padre, de su Voluntad, es el Hijo quien queriendo hacer la voluntad del Padre procede en todo con obediencia hacia Él, siendo el cordero que ofrenda lo mejor de sí mismo, su vida, por agradarle;  por extender su reino, la esencia de lo creado no podía perderse. Todo lo que Dios hizo es bueno, el enemigo no quiere quedarse sólo, quiere ganar adeptos, quiere en soberbia alejar las maravillas que Dios tiene dispuestas a todos quienes lo aman y reconocen su voz. Cuando Jesús expresa su última palabra, revela que nuestro espíritu no puede ni estará en mejores manos que en las de Dios, que Él nos habita en el Espíritu, que todo lo que es de Dios, a Él debe volver. Si en la carne sentimos abandono, el Espíritu está pronto, hasta nuestro último suspiro y qué mejor que sea en la gracia de Dios.

En tus manos, Señor; esté nuestro espíritu, siempre dispuesto a servirte.  

By. manaveliza 


12 jul 2017

ABRIR EL CORAZÓN AL AMOR


Aquí me tienes Señor, con vida gracias a tí, aún sigo en la tierra; esperanzada en que el bien, que sólo de Ti nos viene, venza al mal que nos asecha; que trata de alejarnos y hundirnnos en la inmundicia del pecado.

Fuente de vida y amor; rocíanos con tu sabíduría, ten misericordia de nosotros tus hijos; no nos apartes tu mirada y condúcenos... levántanos, sostennos en tu verdad en todo momento.

Es frágil nuestro pensamiento, es débil nuestra carne, aún cuando está pronto el espíritu, Tú que te hiciste uno de nosotros no fuiste como nosotros, tu esencia es luz, pureza, amor y verdad, todo lo llenas, nada es tan indispensable que tu santa presencia, que tu amor, que tu sólo ser vivo que nada deja en vacío.

No conozco el futuro y es mejor no saberlo, tengo esperanza, tengo sueños, tengo ganas de luchar, pero por Ti, por agradarte a Ti. El sólo hecho de lograrlo y acercarme cada día más a Tí ya me alegra tanto los días. No quiero dejarme vencer en este sagrado anhelo.

La semilla de la fe va creciendo y quiero dar fruto, la semilla del amor se esparce poco a poco y tan sólo quiero, mirar como tú miras, sin ningún prejuicio, sin ningún egoísmo, sin intereses mezquinos, en completa libertad; dame un corazón ¡Oh Dios!, grande para amar, dame un corazón fuerte y suave a la vez, que sea tu paz la que inunde mi ser para llevarte y darte a conocer por donde tu me lleves.

No puede, ni quiere; mi vida apartarte ni un sólo segundo, no soy, no soy más que tu instrumento, tan inútil sin Ti... pero que a medida que se abandona y te deja obrar, es más útil. Mi corazón es tan feliz cuando te tiene y sintiéndote es como alcanza su plenitud. 

Gracias, eternamente gracias Papito Dios, por estar conmigo y por darte a nosotros. Eres el AMOR.

Manaveliza