Me asignaron la tarea de leer la Biblia
Elaborar el diario de mi vida,
Entre todas las tareas, la mejor es esa;
Le atinaron a mi falta de sapiencia…
Pues no hay letras más sabias que aquellas,
Sumergirse en ellas desestreza,
Pierdo la rutina, en que se hacía mi vida
Y esas cargas viejas, que llebaba encima
Increiblemente, calman mis angustias
Recupera mi alma aquella paz perdida
y aquel inquilino muy mal atendido
le agradece al corazón lo ocurrido
Pobre y sumiso ya no sigue preso
Liberose y busca ansioso el alimento,
que le fue negado por un tiempo
y que ahora siente, que le fue devuelto
Se viene la idea, dada la tarea,
Prolongarla más cuando esté hecha;
Todo por sentirme, tal como me siento
Llevando un espíritu alegre y despierto
Gracias por volver a Tí de nuevo
Por estar allí aún, sin haberlo advertido...
Por la gente nueva que aparece y me recuerda,
Que existes… y Eres, la Verdad Suprema
manaveliza
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