Me levanto en la mañana, miro el reloj y… como queriendo no estar de acuerdo con el tiempo, hablo para mí: - debí haber madrugado hoy - Camino despacio y me detengo al pasar por un espejo, - ¿Qué estoy viendo?- , mi rostro parece desencajado porque el humor con el que amanecí… no denotaba la alegría que me acostumbré a mirar cada que pasaba por ahí. Frente a ese espejo que cada mañana al verlo, no me mentía de mi.
Quise quitarlo para no verme… pero pensé - ¿…y si mejor me río? -, de inmediato vi a otra reflejada ahí… se veía más joven que la anterior, sus ojos ya no estaban tan apagados, el brillo se hacía más intenso cuando más reía con el corazón… y sí, ahí sí que había vida. Vaya… ¿quién quiere verse fea/o en un espejo?, me acordé de la pequeña que lloraba descontroladamente porque su madre la dejaba por un momento en nuestra casa, y a mí no se me ocurrió otra cosa que ponerle de frente un espejo para que se mirara y no llorara… me sorprendió al instante, ver su veloz cambio de llanto a encanto porque comenzó a reír, seguramente esa cara que miraba en el espejo mientras lloraba, no le gustaba nada. No lloró más… se olvidó de lo demás; me sonreí de verla esforzarse en mostrar al espejo su mejor carita. Así estaba yo, viendo una cara que no quería ver, y si yo no la quería ver ¿qué me hace pensar que alguien sí?... sonreí también.
Cuánto tiempo tardaremos en comprender que lo que ocurre dentro de nosotros es ¡tan importante!... que, no pudieras ser más de lo que eres… ni dar de lo que no tienes, si pensaste que de circunstancias externas tu felicidad cuelga. No, no es así… eso que llevas dentro es un paquete de tamaño expansible o reducible, y eso… sólo lo controlas tú. O haces crecer tu paquete, lo que eres… o lo reduces tanto que ya no eres tú.
Sería penoso no darte a los demás y guardarte sin dejar que ellos disfruten de la música que llevas contigo: “la felicidad”… Muchos hicieron escuchar su música a todo volumen que parece que la de otros, no se escuchó jamás... ¿cuántas melodías no escuchamos a diario, mientras otras se repiten y no se cansan de sonar?... Tu felicidad no ofende a nadie porque es lo que todos deseamos, aquellos que no la han dado no es que no la tienen… es que se olvidaron de que sólo ellos pueden elevar o bajar el volumen de su música. Se entretuvieron tanto en escuchar las otras melodías que de hecho ¡son hermosas! y olvidaron la suya o no le dieron la importancia que merece como para elevar su volúmen y que los demás la escuchen. Piensa: ¿cuántos no quisieran escucharte?... ¿sabías que cada melodía es única?... Probablemente alguno aun espera oír tu música… porque su melodía no combina con las melodías que ha escuchado antes. Probablemente esa, tu melodía... le suena tan bajito en sus oídos y le agrada tanto, que sólo espera la hora en que suene más altito para juntar melodías. ¡No te olvides de sonreír!, ¡no te niegues ser feliz!… la felicidad está en ti.
Sería penoso no darte a los demás y guardarte sin dejar que ellos disfruten de la música que llevas contigo: “la felicidad”… Muchos hicieron escuchar su música a todo volumen que parece que la de otros, no se escuchó jamás... ¿cuántas melodías no escuchamos a diario, mientras otras se repiten y no se cansan de sonar?... Tu felicidad no ofende a nadie porque es lo que todos deseamos, aquellos que no la han dado no es que no la tienen… es que se olvidaron de que sólo ellos pueden elevar o bajar el volumen de su música. Se entretuvieron tanto en escuchar las otras melodías que de hecho ¡son hermosas! y olvidaron la suya o no le dieron la importancia que merece como para elevar su volúmen y que los demás la escuchen. Piensa: ¿cuántos no quisieran escucharte?... ¿sabías que cada melodía es única?... Probablemente alguno aun espera oír tu música… porque su melodía no combina con las melodías que ha escuchado antes. Probablemente esa, tu melodía... le suena tan bajito en sus oídos y le agrada tanto, que sólo espera la hora en que suene más altito para juntar melodías. ¡No te olvides de sonreír!, ¡no te niegues ser feliz!… la felicidad está en ti.
“Escucha todas las melodías…pero haz escuchar la tuya también”
manaveliza
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