1ra. Palabra (PERDÓN):
"Padre, perdónalos, porque no saben lo
que hacen" (Lc. 23,34)
Padre, atribuye un género masculino a Dios, su Padre. Solemos decir
que Dios, tiene un amor maternal hacia nosotros sus hijos; porque explicándolo
bajo conceptualismos de nuestra sociedad de hoy, el amor y el rol de una de
madre, pareciera ser mucho más grande y significativo que el de un padre; aunque
no es la verdad, es como más suave de notar para nuestra conciencia y realidad
tangible; el amor de nuestras madres, asiduamente aparece más sensible a
nuestros sentidos, emociones y realidades.
Expresado lo anterior, y haciendo énfasis en las palabras de Jesús; refiriéndose
a Dios, como su Padre, el amor que recibimos de Dios, es un Amor Paternal; así
con letras mayúsculas. Vale la pena aprovechar este concepto para exaltar la
importancia del género masculino en el mundo. Dios nunca se equivoca en lo que
hace y las características propias de un SER HOMBRE, reúne las condiciones
necesarias para el desarrollo de una sociedad en relevancia paralela entre ambos seres: HOMBRES Y MUJERES.
Padre, aquel hombre que es padre, es un gran hombre; a su condición se
añadió un valor enorme, muchos de los hombres de hoy; saben lo que se siente ser
padres, la responsabilidad y dependencia de una mayor madurez en su ser, la
exigencia propia y voluntaria en el desarrollo de sí mismo, para darse. Tengo
la bendición de poder visualizar en mi padre, hermanos y en muchos de los
hombres que Dios ha puesto en mi camino, en sana vivencia y compartir; algunas
e innatas características de ellos, que el mundo extrañará a futuro si el género
masculino se resiste a lo que le es propio y no vuelve la vista al principio de
sus raíces de fe que le han aportado una valía y voluntad suprema.
Un padre que ama, tiene un corazón enorme y fuerte, aquellos hijos;
siempre se sienten protegidos, aquellos hijos; siempre caminan seguros, si
siguen sus consejos y atienden a sus enseñanzas, aquellos hijos nunca olvidarán
cuando su padre les decía, incluso en medio tal vez de sus errores, que todo lo
que hacía y hace, lo hace porque quiere que ellos/as sean mucho mejores, de lo que
él es. Posiblemente: la irresponsabilidad, la inmadurez y la falta de compromiso de
muchos hombres en su desarrollo personal, y su ausencia; cuando son padres, no
nos vislumbre con claridad, ese amor tan grande que si lo tienen ellos. Hombres
íntegros los hay, hombres que se cultivan a diario los hay, hombres que ante
todo aprenden de sus errores y no se detienen en el proceso de aprender, los hay;
hombres felices, los hay.
La cualidad más alta de un hombre es su libertad de elegir y cuando
tiene claro que Dios es el destino, lo tiene todo. No hay a donde perderse, no
hay porque distraerse, no hay incertidumbre que no apacigüe o calme, el hablar con su
Padre. Es muy probable, que lo que hoy vemos en nuestra sociedad, diste de esa realidad, pues la conducta o acciones de muchos de nuestros padres terrenos; ya
no hacen realce a la figura varonil, de un hombre que se forja así mismo en un carácter
firme, en una visión inspirada en la voluntad de Dios; como encaminaron sus vidas,
los primeros hombres de fe o simplemente, en un amor insostenible; que los llene de valor y pasión para no
abandonar, para no huir, para no acobardarse, sino que enfrentarse incluso a su miedo más grande que es
amar. Muy en el fondo de los hombres, hay un espíritu de lucha incansable, hay
un guerrero pacifico que tiene nobles sueños e ideales, hay un amor y una
pasión por las cosas buenas y un afán de perseguirlas hasta las últimas
consecuencias. Se inspiran y les basta muy poco para ser felices, pero quieren
tanto y más de la cuenta, cuando aman, para los que aman. Imagina a un padre
así, cuanto más es Dios, Padre Nuestro.
Regresando a la palabra de Jesús: “PADRE, perdónalos, porque no saben
lo que hacen”. Esa súplica del que tiene la verdad en los labios; porque es
Verdad, pidiendo perdón desde su dolor y agonía por la humanidad entera, que lo
sacaban del mundo, mundo al que su reino; no pertenecía. Mundo de hombres; que
no sabían lo que hacían, porque no escucharon, no vieron, no sintieron cuando
su corazón se estremecía con el solo fluir de sus palabras, con su sola
presencia, con su sola vida, no sabían que aun creyendo matarlo, su espíritu
santo ocupa todos los rincones desde dentro hacia fuera, está vivo; porque no
son ellos; quienes le han quitado la vida, Él la entregó. ¿Qué saben ellos? hombres
de poca fe, que se escandalizan cuando ven a un Hombre; Hijo de Dios, ser libre;
¿Qué saben ellos? hombres que no creen en la vida eterna, y atesoran lo inútil, ¿Qué
saben ellos? si cuando ven a los sordos oír, a los mudos hablar, a los cojos
andar, a los enfermos sanar; creen que el Hijo del hombre, se aliaría al enemigo
para tales maravillas, no es imposible lo que Jesús nos hizo visible. El reino
de Dios está cerca, más cerca si lo acercas.
Dios nos perdona, porque tanto nos ama, porque ha puesto por encima de
todo lo creado, nuestra Salvación. Aunque sabía, que enviar a su unigénito; iba
a ser un sacrificio de amor, el más santo y grande en la historia de la
humanidad, lo hizo. Dios se complace en Jesús y en Él nos muestra al hombre que
ha creado, sigan al camino, la verdad y la vida… y no andarán perdidos. “La
voluntad de mi Padre, es mi voluntad. Yo soy uno con el Padre y el Padre es uno
conmigo” (extracto, de Jn. 10, 1-41)
2da. Palabra (AHORA MISMO).
"Hoy estarás conmigo en el
Paraíso" (Lc. 23, 43)
HOY, no mañana… hoy acepta a Jesús y hoy mismo estarás con Él en el
paraíso. No es un futuro el reino de Dios, como se piensa en muchas ocasiones,
creyendo que es ajeno a nuestras vidas y cuando estemos cerca de la muerte
debemos empezar a convertirnos o simplemente nunca hacerlo. Cuando Jesús decía: “El Reino de Dios está
cerca” es porque caminaba con ellos, porque estaba con ellos. Ahora, a nosotros;
nos fue revelado el misterio de su vida. Nada inspira tanto como la vida de
Jesús, su Ser es Excelso; por la voluntad de Dios encarnada en Él mismo. Cuando
un hombre y mujer deciden seguir a Cristo, insistir y resistir por la misma
causa, Cristo… no hay marcha atrás, el Reino de Dios sigue tan cerca y el
paraíso es aquí y ahora como sentir que es la vida eterna mismo aquella que
empieza cuando descubrimos que solo hay un camino, una verdad y hay vida en
saber AMAR. El destino es AMAR desde el principio, en el durante y hasta el
fin. La vida eterna sigue tras la muerte corpórea, porque Jesús Resucitó y
mucho nos instaba a desear la vida eterna, vida abundante que es Él mismo dado
en alimento espiritual que sacia nuestra hambre y sed. Él quiere el paraíso
para todos y sólo necesitamos con un corazón contrito decirle y suplicarle que
se acuerde de nosotros, pobres somos sin el tesoro de su gracia, miserables, si
incapaces somos de sentir su infinito amor. Hoy mismo te necesito, te acepto y a ti me
entrego Jesús.
3ra. Palabra (TENEMOS MADRE).
"He aquí a tu hijo: he aquí a tu
Madre" (Jn. 19, 26)
Hay una frase bella que dice: “Tan lindas son las madres que hasta
Dios quiso tener una”. Y aquí está expresada la dulzura enorme del corazón de
Dios. Todopoderoso y hacerse hombre en el seno de una mujer: María, el amor de
Jesús para su Madre, hasta el último momento le hace pensar en ella, sabe que
es una mujer frágil y a la vez fuerte, que, de pie en la cruz, acompaña su
dolor y su agonía, lo vive también, sabe que le duele ver a su hijo morir,
sabe que una espada le está atravesando el alma, pero sabe que su Madre es Santa
por amarlo y porque como Él mismo, ha hecho vida la voluntad de Dios para
extender la Salvación a toda la humanidad.
La entrega por madre a su discípulo más amado y en él la entrega a
toda la humanidad, Madre María, enséñanos la humildad, la virtud y la
obediencia… la pureza de tu corazón, que no se manchó con culpas hacia otros,
sino que perdonó, como hijos te acogemos y recibimos con amor pidiendo también
perdones cuando no reconocemos tu favor, tu intercesión y tu querer que Dios
brille por siempre y para siempre.
4ta. Palabra (FE).
"Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has abandonado?" (Mt. 27, 46)
Quiero saber, ¿dónde estás ahora?, quiero saber, si aún estas conmigo.
Quiero saber Dios mío, que me acompañas en todo momento, aun en el que siento
que ya no te siento. Si Jesús lo exclamó preguntando, es porque no es una
aseveración de abandono, es un sentirlo en la pregunta estar ahí. Es un saber
que pasará todo; menos Dios, que siempre está.
¿Por qué no puedo verte? a ellos los veo, Tú, ¿dónde estás?, hay razón
a mi pregunta; nada es porque sí. La humanidad entera contemplará este hecho, y
sus ojos sin ver; verán que estoy solo y abandonado. Tú, Dios mío… ¿dónde
estás?, ellos quieren verte; del cielo bajar, salvarme de este suplicio y
acompañarte de un ejército de ángeles para ello, pues soy El Hijo de Dios, lo
anuncié y eso querían ver. Que me salve a mí mismo. Ellos esperan verte arrasar
con furia hacia ellos, por haberme crucificado; pues, en sus corazones necios
el Reino de Justicia y Amor es un cuento ideal. Mientras te pregunto, Tú te
presentas; sacudiendo la tierra para que ellos también puedan sentirte… están
tan ensimismados en sus pensamientos, que no abren sus corazones al Amor. Un
poco de obscuridad los asusta y sienten miedo, no saben lo que hacen. Míralos,
no conocen tu poder, tu majestad, ellos no te conocen, imaginan lo que no eres;
por eso no han creído en mí, las maravillas que yo les mostré de Ti, parecen tan
increíbles que quisieron verme muerto para ver lo que sigue después. (Después
de morir, Resucité)
5ta. Palabra (SED).
"Tengo sed" (Jn. 19,
28)
Tengo sed, de ver que el propósito por el cual vine al mundo se haya
cumplido como lo has querido Padre, tu voluntad es mía, la viví en mi carne.
Tengo sed y el mundo me ofrece vinagre, apenas me untan los labios; y no puedo
beber más, que este cáliz; en amar se me va la vida y tengo sed de que los
hombres vivan.
Tengo sed, ¿y qué me ofrece vuestro corazón?, Tengo sed, de lo mejor
de ustedes, lo que sale de su corazón es lo que, para mí; cuenta.
6ta. Palabra (OBEDIENCIA).
"Todo está consumado"
(Jn. 19,30)
Se ha cumplido. Todo ya está
cumplido… no debemos esperar a otro mesías, Jesús nos ha regalado el don de su
vida, el don de sí mismo, la más grande manifestación de Amor, nos ha abierto
la puerta a la salvación, mostrándonos que no es fácil el camino, pero es lo
único seguro. Perder la vida para ganarla, negarse a uno mismo y seguirle,
comprometerse con la causa de principio a fin amando, la causa de ponerse al
servicio de Dios en donde sea que estemos, desde nuestra entrega libre y
voluntaria, desde un SI generoso para permanecer en sus sendas, sendas de vida
eterna.
7ma.
Palabra (VOLUNTAD).
"Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc. 23, 46)
Sus últimas palabras, nuevamente dirigidas al Padre; en el contexto,
durante su agonía, Jesús hace presente a la santísima trinidad, en 3 momentos; en
3 de sus manifestaciones, que evidencia el equilibrio en una dependencia vital,
que es la dependencia del Padre, de su Voluntad, es el Hijo quien queriendo
hacer la voluntad del Padre procede en todo con obediencia hacia Él, siendo el
cordero que ofrenda lo mejor de sí mismo, su vida, por agradarle; por extender su reino, la esencia de lo creado
no podía perderse. Todo lo que Dios hizo es bueno, el enemigo no quiere quedarse
sólo, quiere ganar adeptos, quiere en soberbia alejar las maravillas que Dios
tiene dispuestas a todos quienes lo aman y reconocen su voz. Cuando Jesús
expresa su última palabra, revela que nuestro espíritu no puede ni estará en
mejores manos que en las de Dios, que Él nos habita en el Espíritu, que todo lo
que es de Dios, a Él debe volver. Si en la carne sentimos abandono, el Espíritu
está pronto, hasta nuestro último suspiro y qué mejor que sea en la gracia de
Dios.
En tus manos, Señor; esté nuestro espíritu, siempre dispuesto a
servirte.
By. manaveliza
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